Los últimos cuatro habitantes del 'Bronx'
Mónica era la administradora de una de las tantas residencias que funcionaban en 'la L'. A pesar de ser consumidora de bazuco, nunca llegó a habitar en la calle. Su compañero sentimental, con el que compartía una habitación en lo que quedó del edificio que administraba, se encuentra desaparecido hace días y su única compañía son 10 animales; seis perros, tres gatos y una paloma. Cree mucho en Dios y mientras observa el lugar, recuerda los abusos que se vivieron aquí, en ocasiones 'mamá Mónica' (apodo que tiene en la calle) salvaba a las niñas que trabajaban en el lugar de las golpizas que recibían en las habitaciones. Hoy en el piso de la edificación solo quedan colchones, ropa, juguetes e implementos de belleza.
Omar López se dedica a la estafa desde los años 80’, hace casi 20 años llegó a Bogotá por culpa de la violencia que vivió en su pueblo natal. 'La calle del cartucho' fue su primer hogar, vivió con su esposa Rosa Helena en ese lugar hasta que el distrito hizo una intervención para convertir el sitio en un parque, luego se mudó a la calle del 'Bronx' y durante varios años fue testigo de todo tipo de atrocidades, su filosofía es ''no ser sapo'', por eso guarda silencio cuando se le pregunta por los crímenes cometidos en este lugar. Hace casi un año su esposa falleció y guarda con recelo las pertenencias que le entregaron en la morgue; desde ese momento, escribe el nombre de ella en espejos llenos de polvo, llora todos los días y dice que su único anhelo es morir.
Jairo hace 45 años habita en el Bronx, ni siquiera el operativo organizado por la Alcaldía hizo que abandonara esta calle. Su avanzada edad y el consumo de marihuana le han provocado una fuerte tos. La violación de dos niñas por parte de los llamados 'sayayines', hacen que se llene de ira y maldiga esta calle, con tristeza recuerda que unas canecas grandes con ácido fue el destino de las menores; Jairo vive en el mismo edificio de Omar, pero ninguno tolera la presencia del otro, su compañía son perros, gatos, ratones y su esposa 'Sandra'.
Omar López se dedica a la estafa desde los años 80’, hace casi 20 años llegó a Bogotá por culpa de la violencia que vivió en su pueblo natal. 'La calle del cartucho' fue su primer hogar, vivió con su esposa Rosa Helena en ese lugar hasta que el distrito hizo una intervención para convertir el sitio en un parque, luego se mudó a la calle del 'Bronx' y durante varios años fue testigo de todo tipo de atrocidades, su filosofía es ''no ser sapo'', por eso guarda silencio cuando se le pregunta por los crímenes cometidos en este lugar. Hace casi un año su esposa falleció y guarda con recelo las pertenencias que le entregaron en la morgue; desde ese momento, escribe el nombre de ella en espejos llenos de polvo, llora todos los días y dice que su único anhelo es morir.
Jairo hace 45 años habita en el Bronx, ni siquiera el operativo organizado por la Alcaldía hizo que abandonara esta calle. Su avanzada edad y el consumo de marihuana le han provocado una fuerte tos. La violación de dos niñas por parte de los llamados 'sayayines', hacen que se llene de ira y maldiga esta calle, con tristeza recuerda que unas canecas grandes con ácido fue el destino de las menores; Jairo vive en el mismo edificio de Omar, pero ninguno tolera la presencia del otro, su compañía son perros, gatos, ratones y su esposa 'Sandra'.
'Sandra' es consumidora de bazuco, en su juventud se dedicaba al 'cosquilleo' y atracaba a los transeúntes del sur de Bogotá. ''Yo me la rebusco en lo que salga, lavo ropa y hago aseo en casas de familia por allá en el norte''. Debido a un fuerte dolor en una de sus piernas, se le dificulta caminar. Comparte sus días junto a Jairo y sus mascotas en una vieja casa de lo que queda en El Bronx, dice que su mayor miedo es quedar en la calle y que el distrito se lleve sus animales. Todos los días pone un vaso con agua para las almas que habitan el lugar, pues dice que constantemente escucha risas y ruidos de las personas que perdieron la vida aquí.
